Un pequeño colibrí volaba alegremente de flor en flor, disfrutando de viento y del dulce néctar de las flores. Exhibíase con sus variados colores, púrpura, verde metálico y negro, con unas pinceladas blancas en sus costados. Dejando todo para entregarse a los instantes del aquí y el ahora. Batía las alas como si el mañana no existiese, sólo para permanecer en el lugar al que pertenece.
El colibrí no se detenía ni por cansancio ni el tiempo. Él come y sigue aleteando en búsqueda del néctar perfecto, a pesar de su fragilidad y de su corta existencia. No se detiene ante nada.
Un pequeño colibrí que lo entrega todo por lograr su sueño del néctar prefecto, y por conseguir una colibrí con quien compartir esa fugaz y simple existencia, el sueño de vivir.
Un pequeño corazón latiendo a 20 latidos por segundo, 1200 latidos por minuto. Vive una vida rápida y ansiosa por lograr, seguir y lograr nuevamente.
Pequeño y frágil corazón que late ansioso de encontrar lo que todavía no sabe que quiere, pero sabe que está allá afuera.
El zumbido de sus alas recuerda que está allí, pero no se le puede retener… Sólo admirar por un instante.
El corazón de un colibrí fue amuleto de amor, pero muerto no puede dar suerte a aquel que le sacrifica… Su corazón es libre, ligero y conecta con lo divino.
Disfruta de su fugaz existencia, porque se habrá ido antes de haber notado que su corazón ha logrado hacer latir tu corazón, y arrebatártelo…

Conoce más sobre el colibrí…
Los colibríes aves que se caracterizan por su pequeño tamaño, un aleteo y movimiento muy rápido, plumaje muy colorido y pico largo.
Su característico aleteo rápido emite un zumbido, les permite estar en el aire como si estuvieran “suspendidos”.
La velocidad de aleteo varía desde 12 hasta 80 aleteos por segundo según el tamaño del colibrí. Además, estas aves llegan a alcanzar velocidades de vuelo de hasta 54km/hora, cambiando de dirección en un instante.
Todo lo anterior hace que parezcan “aves mosquito”, teniendo en cuenta el zumbido, la velocidad de desplazamiento y cambio de dirección y su largo pico.
Su tasa metabólica es de las más altas entre los animales debido a su “actividad incesante”. Su frenético aleteo hace que puedan permanecer suspendidos en el aire mientras toman el néctar de manera precisa de las flores. Como si se tratara de la recarga de combustible de un caza de combate, los colibríes recargan sus energías constantemente. Esto se debe a que su actividad física requiere cantidades enormes de energía.

¿Dónde aprendimos más sobre el colibrí?
En una visita a la Casa del Ángel de Sol, jardín de colibríes, comúnmente conocida como casa de los colibríes, pudimos aprender muchísimo de estos bellos animales. Fue llamada así en honor al colibrí Ángel del Sol de Mérida, una de las tantas especies de colibríes que podremos conocer en la Casa del Ángel del Sol.
La Casa del Ángel de Sol fue fundada por científicos que se han dedicado a estudiar a los colibríes en las selvas nubladas de Mérida. Este es un lugar de encuentro entre la naturaleza, la ciencia y la humanidad.
Aquí podrás aprender de estas maravillosas aves, disfrutar de verlas muy cerca e incluso alimentarlas. Si quieres conocer más sobre este maravilloso lugar visita nuestro artículo “Una visita a la Casa del Ángel del Sol”