Durante la gran guerra, el general japonés Toyotomi Hideyoshi dirigía su ejército en medio de una batalla crucial.
Este aún a sabiendas de que su ejercito contaba con menos hombres y armamento decidió tomar la iniciativa y atacar. El General estaba totalmente confiado sin embargo sus tropas estaban reticentes a entrar en batalla con aquella desventaja.
Toyotomi Hideyoshi sabía que sus hombres se ahogaban en dudas. Entonces puso en manos de Dios su victoria.
De camino al campo de batalla, Toyotomi les pidió a sus valientes soldados detenerse en una capilla que se encontraba en el camino. Les pidió rezar por su victoria y la iluminación divina.
Después de rezar los reunió a todos y les dijo.
“He recibido un mensaje que he de trasmitirles… Los dioses me han iluminado para tomar la decisión. Me han pedido que ponga mi destino en esta pequeña moneda. Si es cara, ganaremos. Si es cruz, perderemos. El destino se revelará».
Todos miraban con celo la moneda que les diría su destino. Atentos a su vuelo y a su aterrizaje esperanzados en que la moneda les dijera que camino tomar. Finalmente, después de un vuelo que pareció durar horas aterrizó en el suelo.
- ¡¡¡Salió cara!!! – gritaron con alegría los soldados.
Sabían que la providencia les sonreía y la victoria sería suya.
La batalla del destino de Toyotomi Hideyoshi
Confiados en el destino, los soldados lucharon con valentía ante unos enemigos sorprendidos por su voluntad indomable.
El ataque vigoroso de las fuerzas del general lograron que la batalla durara unas pocas horas. El ejercito enemigo se rindió ante la abrumadora ofensiva del ejército de Toyotomi.
Al finalizar la batalla cuando se tomaban prisioneros y se curaban a sus soldados heridos el teniente Yoshio le dijo al General:
- Los derrotamos a pesar de nuestras fuerzas limitadas… Nadie puede cambiar el destino.
“Es verdad” Le respondió el General Toyotomi con tranquilidad y una media sonrisa en el rostro… Mientras sacaba de su bolsillo y le mostraba una moneda que tenía cara en ambos lados.
Sin duda un cuento para crecer…